Desde 1983, gracias a los aportes del psicólogo estadounidense Howard Gardner con su Teoría de las inteligencias múltiples, sabemos que todos aprendemos de maneras diferentes y a lo largo de la vida humana se desarrollan distintos tipos de inteligencia.
Entre estos tipos se encuentra la inteligencia kinestésica, vinculada con la capacidad para controlar nuestro cuerpo en actividades físicas coordinadas como los deportes, la danza, entre otras habilidades corpóreas.
A través de la inteligencia Kinestésica adquirimos información que, por efecto del movimiento y la vivencia, se convierte en aprendizaje significativo.
Existe la memoria muscular y un bailarín kinestésico, apasionado del arte, la alcanza y potencia.
Los bailarines poseen la destreza de comunicarse a través de la creación, el movimiento y la elaboración incluso de sus propias coreografías.
Las edades ideales para iniciar la manifestación de esta inteligencia son tempranas, entre 3 a 5 años es lo recomendable.
La danza potencia la inteligencia kinestésica y garantiza que el bailarín desarrolle las siguientes características:
- Explora el entorno y los objetos por medio el tacto y el movimiento.
- Desarrolla su coordinación y sentido el ritmo.
- Aprende mejor por medio de la experiencia directa y la participación.
- Demuestra destreza en tareas que requieren de empleo de motricidad fina o gruesa.
- Comprende y vive de acuerdo con hábitos físicos saludables.